El 2010 debe festejarse. Se celebra la identidad de una Nación arrancada del útero anquilosado del imperio Español; un hijo no esperado que existe, como sabemos, desde hace doscientos años. En el comienzo la ciudad ve la luz de la libertad. Comerciantes y hacendados declaran la emancipación de hecho, de Fernando séptimo y la junta de Sevilla. Todos se alegran, se publican pasquines, se fusilan a quienes son necesarios fusilar. Los hacendados imaginan sus mercaderías en Bristol o Liverpool. El 25 de mayo de 1810 preanuncian la libertad de comercio luego materializada en el monopolio del puerto de Buenos Aires. Sangre, muchos litros, cae en el “salvaje desierto” por aquella libertad soñada.
En 1910 la sangre se seca; sin rencores, se esfuma. Desde hace casi 60 años atrás disfruta de una paz constitucional. Hacendados “Federales” y “Unitarios” abrazan de a poco, con calidez desesperada, al Partido Autonomista Nacional: usan galeras, bastones y barbas burguesas. Países de todo el mundo colocan sus stands colaborando en las festividades del centenario mientras obreros inmigrantes declaran huelgas y policías avanzan a caballo al ritmo de la libertad de comercio. Y pasa el tiempo, el congreso y el presidente Roque Sáenz Peña sancionan su proyecto de ley de voto obligatorio, secreto y universal; aunque no tanto si aun se excluyen a las mujeres. La libertad de expresión y pensamiento parece alcanzar a la de comercio pero esta vuelve a correr cada vez que el puente constitucional se corta de facto por quienes envían sus vacas y granos de trigo a los países europeos.
Y las masas sueñan y los años y próceres pasan. El peronismo es un juguete rabioso que funcionó hasta ser roto. Nuevos cortes de facto. Nueva sangre inocente que esta vez de tanta cantidad derramada todavía espera en sótanos y pozos. La industria apenas crecida a mediados de la década del 40, se desmantelo para abrir el mercado exterior y la importación. La democracia es pegada con cinta adhesiva y así funciona desde entonces.
El 2010 debe festejarse. Se celebra la identidad de una nación arrancada del útero anquilosado del imperio español. La libertad sigue siendo un valor inasible: el pensamiento llega hasta ciertos limites, la expresión llega hasta ciertos limites, la de comercio sigue consolidando a los que celebran la identidad de un país, una identidad que ellos crearon y que hoy disfrutan a pesar de los otros valores de la libertad y a pesar de la muerte de tantas personas.
En 1910 la sangre se seca; sin rencores, se esfuma. Desde hace casi 60 años atrás disfruta de una paz constitucional. Hacendados “Federales” y “Unitarios” abrazan de a poco, con calidez desesperada, al Partido Autonomista Nacional: usan galeras, bastones y barbas burguesas. Países de todo el mundo colocan sus stands colaborando en las festividades del centenario mientras obreros inmigrantes declaran huelgas y policías avanzan a caballo al ritmo de la libertad de comercio. Y pasa el tiempo, el congreso y el presidente Roque Sáenz Peña sancionan su proyecto de ley de voto obligatorio, secreto y universal; aunque no tanto si aun se excluyen a las mujeres. La libertad de expresión y pensamiento parece alcanzar a la de comercio pero esta vuelve a correr cada vez que el puente constitucional se corta de facto por quienes envían sus vacas y granos de trigo a los países europeos.
Y las masas sueñan y los años y próceres pasan. El peronismo es un juguete rabioso que funcionó hasta ser roto. Nuevos cortes de facto. Nueva sangre inocente que esta vez de tanta cantidad derramada todavía espera en sótanos y pozos. La industria apenas crecida a mediados de la década del 40, se desmantelo para abrir el mercado exterior y la importación. La democracia es pegada con cinta adhesiva y así funciona desde entonces.
El 2010 debe festejarse. Se celebra la identidad de una nación arrancada del útero anquilosado del imperio español. La libertad sigue siendo un valor inasible: el pensamiento llega hasta ciertos limites, la expresión llega hasta ciertos limites, la de comercio sigue consolidando a los que celebran la identidad de un país, una identidad que ellos crearon y que hoy disfrutan a pesar de los otros valores de la libertad y a pesar de la muerte de tantas personas.
.
Manux.
